Estoy enfermo, con una faringitis aguda. Mi cabeza no marcha bien, pero no importa, hoy he visto, que vale la pena ayudar a los chicos y chicas asperger. Me explico:
Por la mañana, al leer la agenda de mi hija (5º de Primaria), observa mi mujer una nota negativa. No había llevado los deberes de Conocimiento del Medio hechos. Desde principio de curso dejamos que mi hija se responsabilice de su agenda. Está funcionando, pero nos encontramos con algunas notas como esa.
Así que la tuve que regañar. Empezamos mal la mañana.
El caso es que ella tenía educación física y debía ir al colegio con el Chandal. Pero con el jaleo de los deberes se nos olvida a todos y va con el uniforme. Nos damos cuenta después, ya con los nenes en clase.
A las 10:30 me llaman del colegio, mi hija está con dolor de barriga. Yo ya me imagino lo que pasa. Ella quería venirse a casa, pero le explico que está nerviosa porque no ha llevado el chandal y que debe quedars
Se quedó y siguió, después de tranquilizarse normalmente sus clases.
Cuando mi mujer llegó al cole a por los nenes, habló con el profesor de educación física, el cual restó importancia a la situación. Nos comenta que como Carolina le había dicho que le dolía el estómago, la había mandado a secretaría. Por eso me llamaron.
Por otro lado la tutora, al enterarse de todo, habla con Carolina y le explica que cuando se sienta como hoy (con ansiedad por alguna situación) y ella no esté en clase, puede pedir permiso para ir a buscarla y hablar con ella.
Al final, todo quedó en nada gracias a que los profesores están al tanto de que la nena es asperger, de las terapias que hacen que Carolina sea más comunicativa y la experiencia que vamos acumulando con los años.
¡Que diferente era mi niñez! En una situación similar (viví decenas de situaciones así), el resultado habría sido una mañana y tarde de ansiedad y sufrimiento. Un sufrimiento temprano, a los 10 años que nada me habría ayudado.
Hoy veo un rayo de esperanza, me siento mejor que ayer, tengo un motivo más para seguir adelante.... mi hija no sufrirá si sus padres estamos ahí, si sus profesores se implican y si las terapias van surtiendo efecto.
Estoy enfermo, triste, es mi situación natural en invierno, pero por unas horas el Sol se asoma a mi ventana, mi hija no sufrirá lo mismo que yo. Mi hija, seguirá siendo asperger, igual que yo. Pero no sufrirá tanto como sufrí yo. Sólo por ese ahorro de sufrimiento vale la pena.
Y ¿por qué escribo esto?, lo hago por aquellos padres que dudan, con sus hijos asperger si vale la pena el esfuerzo, si valen la pena las terapias o si valen la pena los esfuerzos por sensibilizar a los profesores o a la sociedad. Y yo digo, VALE LA PENA. PODEMOS.
Un saludo a todos. Pronto vuelvo a mi melancolía, me duele la garganta y me esperan 4,5 horas seguidas de clase. Menos mal que mis alumnos son los mejores alumnos del mundo.
1 comentario:
HOLA,YO TAMBIEN SOY MADRE DE UN CHICO ASPERGER,Y LUCHO COMO TU PARA QUE MI HIJO SEA LO MAS FELIZ QUE PUEDA Y ENSEÑARLE A CONTROLAR CUALQUIER SITUACION QUE LE CREE ANSIEDAD.ES DIFICIL PERO NO IMPOSIBLE,NOS QUEDA UN LARGO CAMINO POR RECORRER.UN ABRAZO.CARMEN.
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