Seguimos de viaje por el Norte, pues esos dos días dieron bastante de si.
Para empezar la tranquilidad de estar sin nuestros "queridos" hijitos. Llegamos al hotel sobre las 3 de la tarde y para aprovechar el tiempo nos fuimos a dar una vuelta a
Ibarra, la capital de la provincia de
Imbabura.
La ciudad no es muy grande, de unos 150.ooo habitantes (menos de la mitad de Alicante). Pero así es mejor, porque es una ciudad tranquila. Como no teníamos mucho tiempo para disfrutar de sus sitios turísticos, nos fuimos a hacer lo mejor que sabemos hacer.... ¡A COMER!.
Nos habían hablado bien de las empanadas de viento, pero al final no encontramos el sitio, así que nos conformamos con unas riquísimas empanadas rellenas de queso y otras de morocho, acompañado de un rico café. Tan buenas estaban, que cuando fui a sacarles alguna foto para el recuerdo ya yacían en nuestros estómagos.
Después de eso, se nos hacía de noche (ya sabeis que en Ecuador anochece a las 18:30 y amanece a las 6:30). Así que para no perdernos en el camino de vuelta regresamos mientras anochecía.
En el hotel aprovechamos para disfrutar de la sala de billar y tomarnos una piña colada. Lo pasamos muy bien, hasta que tuvimos el incidente del viaje. Como soy despistado, en la emoción del momento, golpeé con el palo de billar el vaso de piña colada y derramé su contenido por la alfombra nueva. ¡Qué vergüenza!. Lo pasé fatal y se nos acabó el billar. Normalmente no dejan tomar nada en esa sala, pero como estábamos solos hicieron la excepción. En mala hora.
Pero bueno, de ahí nos fuimos al cuarto a disfrutar del jacuzzi y luego nos acostamos. Nos encendieron la chimenea (nos regalaron un tronco grande) y vimos la tele por cable (aunque sólo había 3 canales). Ahí descubrimos la nueva serie que ahora emiten aquí, "sexy money".
Al día siguiente nos aventuramos a ir a la
laguna de Cuicocha, formada en el cráter de un volcán a más de 3000 metros de altura. A esa altura hacía bastante frío y en el paseo en barco peor. Casi no nos embarcamos, porque sólo estábamos los dos, pero llegó un grupo de 14 extranjeros y tuvimos suerte. El señor que manejaba el barco nos iba explicando todas las curiosidades. En la página que pongo de enlace podéis ver más información. Al terminar el paseo, te obsequian con un canelazo, que sin duda se agradece. Hay en la laguna una hostería, pero estando la laguna tan alejada del mundo, sólo valdría la pena quedarse un día.
Por la tarde no fuimos a Atuntaqui, primero a comer una fritada en las famosas
fritadas AMAZONAS,
(ver imagen de una fritada), y después a dar una vuelta y comprar los típicos pijamas, que se supone que están a buen precio. Y en verdad son buenos y no muy caros.
Después, antes que anocheciera regresamos al hotel a disfrutar un poco de la cara habitación. Pero antes, decidimos probar algunas de las cenas. Ya no recuerdo que comimos, pero sé que estuvo todo muy bueno, muy bien presentado. No era barato, pero realmente vale la pena para el que pueda permitírselo. De nuevo, nuestro gran apetito impidió que haya fotos que muestren los platos.
Y se me está quedando el post muy largo, así que lo dejo aquí y el próximo día más.
Saludos.